«Aquí mando yo» (¿sí? ¿seguro?) Cuando el artista compromete la seguridad del evento

Constituyen la excepción y no la regla general y por eso son noticia, pero en las últimas semanas hemos visto algunos ejemplos claros de lo relevante que es la actitud y el mensaje que transmite el/la artista sobre el escenario (y fuera de él) para conseguir que un evento sea seguro, especialmente en el contexto covid19 – donde lo único que se quiere contagiar es seguridad como diría Raúl Valera #ContagiamosSeguridad – pero también en una situación de normalidad.

Determinadas palabras por parte de una persona que ejerce una gran influencia sobre los asistentes, en una situación de euforia como es un concierto, pueden alentar a conductas de riesgo que pongan en peligro la seguridad de todos (no solo de la parte del público que pueda decidir libremente seguir una directriz inapropiada). Por ello, los artistas no tienen libertad absoluta para hacer o decir lo que quieran, sino que deben ser conscientes de la importancia de transmitir mensajes responsables y de las nefastas consecuencias de no hacerlo (y no solo por la multa). Así pues, escupir alcohol sobre los asistentes, alentar a que el público se quite la mascarilla, o humillar a un vigilante que está haciendo su trabajo – además provocando quizás que los asistentes pierdan así el respeto a los que más velan por su protección- no es la mejor manera de colaborar a que el evento sea seguro ni a transmitir esa confianza en el sector.

Como muestra de un mensaje y actitud que compromete la seguridad, expongo un ejemplo vivido in situ durante el inolvidable Mad Cool de 2018. Josh Homme, el cantante de Queens Of The Stone Age, interrumpe su concierto, y como acción reinvidicativa según algunos medios- o probablemente al ver que la zona VIP no está según su criterio suficientemente llena y por tanto tener un vacío delante del escenario- decide que el resto de asistentes pueden entrar en ella «Seguridad, será mejor que dejéis entrar a esa gente. No tocaré hasta que los dejéis entrar… será mejor que los dejéis entrar, porque trabajáis para mí esta noche». El cantante se dirigió al público con un: «¡Saltad las vallas!» Para evitar males mayores, el equipo de seguridad abrió la zona acotada y el vocalista continuó «esto es un concierto de Queens of the Stone Age y podéis hacer lo que queráis».  Al poco, Homme volvió a insistir: «Seguridad, portaos bien con esos chicos. Echaré a toda la seguridad y toda la zona será salvaje. Sed amables u os largáis».

Que el grupo no salga al escenario o no ser puntuales, no hacerlo en las condiciones pactadas, etc. más allá de responsabilidades por incumplimiento contractual o sanciones administrativas, puede también provocar una reacción airada entre los asistentes que provoque problemas de seguridad. En el mismo Mad Cool 2018, la negativa de Massive Attack de salir a actuar «dio paso a los gritos y abucheos, e incluso algunos lanzaron vasos al escenario como muestra de indignación» (vídeo en el enlace a la noticia). Eso sí, ahí juega también el factor de la correcta comunicación de la organización con el público para gestionar esas situaciones.

No es inusual que cuando algo sucede en el transcurso del evento, la actitud de los y las artistas se investigue para depurar responsabilidades. Tal y como expliqué en la entrada dedicada a la tragedia ocurrida en el año 2000, en el Festival Roskilde durante el concierto de Pearl Jeam – 9 fallecidos y 43 heridos- entre otros puntos, la policía analiza en su informe si la banda pudo hacer o decir algo que incitara al comportamiento descontrolado de los asistentes.  Contaban con un antecedente: Pearl Jam había actuado previamente en el mismo Orange Stage del Festival Roskilde en 1992. En ese concierto, Eddie Vedder, el cantante principal, saltó al público y se dejó llevar por los brazos en volandas por los asistentes (“Stage Diving” + “Crowd surfing”). En aquella ocasión también hubo algunos enfrentamientos con el personal de seguridad. Sin embargo, durante el concierto del 30 de junio de 2000, no hubo tales incidentes.  Eddie Vedder se dirigió en contadas ocasiones a la audiencia y se concluye que nada de lo que dijo o hizo, ni él ni el resto de artistas, pudo alentar a los asistentes a comportarse  de manera descontrolada, salvaje o violenta.

Cabe recordar, que esas prácticas citadas también han dado lugar a responsabilidades para los artistas cuando con ellas se han ocasionado lesiones al público, hablé de ello en este post sobre «Los riesgos del stage diving, crowd surfing, pogo, mosh & slam, wall of death, circle pit… 

Por lo tanto, no hablamos solo de una responsabilidad moral de los artistas de echar un cable al equipo de seguridad y a la organización, sino legal. Sin entrar en conductas delictivas incluidas el ámbito penal, por ejemplo, conductas de incitación al odio – que no son objeto de este escrito- en las normativa sobre espectáculos se regulan los derechos y obligaciones de las personas asistentes, organizadoras y también de artistas. No de manera uniforme pero en casi todas las leyes de espectáculos, más allá de recoger la obligación de «ser respetuosos con el público», las normativas expresamente indican que es obligación del artista «Evitar cualquier tipo de comportamiento que pueda poner en peligro la seguridad del público asistente o la indemnidad de los bienes» Con ese redactado se contempla en la Ley 10/2017, de 27 de diciembre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de Galicia, la Ley 10/2015, de 23 de diciembre, de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas del País Vasco o la Ley 7/2006, de 2 de octubre, de espectáculos públicos y actividades recreativas de la Comunidad de Castilla y León o la Ley 7/2019, de 5 de abril, de espectáculos públicos y actividades recreativas de la Comunidad Autónoma de Extremadura, entre otras.

Por otro lado, también tenemos innumerables casos de cantantes especialmente comprometidos con la seguridad o que en acciones concretas han transmitido al público mensajes pactados con la organización y con el equipo de seguridad para evitar o frenar situaciones complicadas – verbales, no verbales, proyección de un vídeo, cambio de estilo de canción- o que por propia iniciativa han parado el concierto para avisar de problemas de seguridad o de incidentes entre los asistentes. Por ejemplo, y para seguir con Pearl Jam, detuvieron un concierto en Chicago al presenciar una agresión a una espectadora y lo mismo hizo el grupo británico Architects cuando estaba actuando en el festival Lowlands. El cantante, Sam Carter, detuvo la actuación para manifestarse de forma muy contundente contra una agresión sexual que acababa de presenciar mientras una chica del público hacía crowsurfing.

Finalmente, no olvidemos que en cualquier caso es responsabilidad de los organizadores adoptar las medidas que estimen pertinentes para garantizar el funcionamiento del establecimiento abierto al público, espectáculo o actividad en condiciones de seguridad, por lo que también hay que adoptar las medidas que sean oportunas, en el caso que sea el propio artista quien esté poniendo en riesgo la seguridad. El asistente acude al evento en la confianza que es seguro y que se adoptan por el organizador todas las medidas para que transcurra sin riesgos, caiga quien caiga. En ningún caso se puede trasladar al espectador esa responsabilidad (salvo espectáculos que ya de por sí supongan un riesgo conocido y asumido, que no es el caso de un concierto).

Ante este panorama, y para evitar problemas, es especialmente recomendable anticiparse a determinadas actitudes – sobre todo cuando consten antecedentes- mediante la prevención creando un vínculo previo de confianza e información – y formación cuando sea preciso- entre seguridad-organización-artista que facilite la tarea.

Sobre este tema os invito a ver o escuchar esta charla que mantuve con la psicóloga especializada en la industria de la música Rosana Corbacho sobre «Seguridad y Psicología en el escenario: la relación con los artistas» en la 3ª Jornada sobre seguridad en eventos musicales y deportivos #segues20 así como también esta ponencia de la misma Jornada titulada «La dirección de seguridad de una gira» de Manel Rubio, Asesor de seguridad de promotores en eventos, donde trataba el tema.

Fuente de la imagen de portada: https://www.nme.com/news/music/queens-stone-age-rage-fenced-off-vip-area-mad-cool-josh-homme-tells-security-work-tonight-2354514

Por Anna Almécija Casanova

annaalmecijasp@gmail.com

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